Sunday, May 15, 2011

Razones para un Himno

En el año 2007 el Comité Olímpico Español solicitó propuestas para una letra para el Himno Nacional de España. Se trataba de responder a una petición razonable de nuestros deportistas, que veían –y ven– como los de otros países empezaban las competiciones internacionales con la moral más alta después de cantar el suyo. Pero también era una oportunidad para plasmar en la letra algunas ideas que nos permitieran vivir mejor y reforzar nuestra cohesión en el mejor sentido de la frase.

Sin embargo, la letra elegida entonces fue rechazada casi de inmediato por una buena parte de la sociedad, que no se identificaba con sus contenidos. Seguimos pues sin letra en el himno.

Ahora que muchos españoles nos preguntamos qué se puede mejorar en España es natural preguntarse qué podría aportar un himno que pudiéramos cantar. Una respuesta posible son los versos que encontrarás aquí (y aquí con música). Las ideas que los han motivado, abiertas a la discusión serena y sincera, son las siguientes:

1. Un componente dominante del carácter español desde hace mucho tiempo –siglos– es la existencia de ideas fijas en asuntos que no parecen ser evidentes (ver El ser español). Las razones hay que buscarlas en factores históricos y geográficos que cabría explorar y debatir. Los objetos de estas ideas fijas son casi siempre temas de investigación muy interesantes: el significado de la vida, la identidad personal, los modos de organizar la sociedad, el papel de la economía, la interpretación de la historia, etc. Lo peculiar en nosotros los españoles parece ser la tendencia a la atribución de valor de verdad a ideas que más bien parecen hipótesis.

2. Entre otras razones, estas ideas fijas arraigan porque dan seguridad psicológica y por interés de los que las sostienen, pero tienen a mi juicio cuatro efectos secundarios devastadores:
  • la ignorancia perpetua sobre el objeto descrito por tales ideas 
  • el daño a la capacidad de analizar los hechos con calma 
  • el desarrollo de orgullo derivado de la supuesta posesión de la verdad 
  • el ejercicio de la violencia (física o psicológica) sobre los que no comparten la idea fija. 
3. Parece estar en la naturaleza de las cosas que los sistemas de ideas fijas estimulen la aparición de otros sistemas de ideas fijas que se les oponen: las ideas fijas son pues fuente inevitable de más ideas fijas (y de más efectos secundarios…).

4. La sintonía con la realidad parece exigir una actitud más próxima a los hechos que a las ideas fijas. Esta es precisamente la tesis de la Ciencia, aunque a veces en esto ella no sea fiel a sí misma.

5. Lo anterior parece llevar a esta conclusión: la sobredosis de ideas fijas ingeridas durante siglos es la responsable de la mayoría de los problemas evitables que padecimos, padecemos y padeceremos los españoles. Y por tanto a ésta otra: los españoles podríamos probar las consecuencias de basar nuestras actitudes en hechos más que en ideas fijas, y ver qué pasa...

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Se trata de un conjunto de opiniones muy discutibles. ¿Hay alguna manera de comprobar si son algo más que eso? Esta pregunta tiene otra opinión como respuesta: sí, hay un estado que permite darse cuenta de cómo son las cosas, un estado en el que la atención está despierta, receptiva y alerta. Necesitamos ese estado para ver si las opiniones anteriores (o cualesquiera otras) tienen alguna sustancia.

La letra del himno debería ayudar precisamente a conseguir este estado. Ésta podría ser la idea que concentrase mayores efectos benéficos y respondiese de forma óptima a la pregunta inicial. A partir de ella surge entonces la letra. Se ve ahora que su núcleo, la parte con más potencial de cambio, es el primer verso del estribillo: “Ten bien despierta tu alma genial”. Cada español reclama cuando lo canta un estado de alerta constante ante los mensajes que recibe del político, del clérigo, del empresario, del artista o del periodista. Con ello consigue lo que es y debe ser siempre suyo: la libertad psicológica.

Además de ver los riesgos de la idea fija, este despertar también hace ver con claridad cuáles son las fuentes de la misma, cuál es su proceso de crecimiento y maduración y también cómo protegerse de sus efectos: hablando, escuchando, pensando y leyendo con atención y calma, sin aceptación automática de lo que se dice y con sano espíritu crítico.

Esto exige preguntar y preguntarse ante cualquier fuente emisora de ideas fijas: ¿en qué se basa esta persona para decir lo que dice o lo que hace? ¿está justificada esa base? ¿cuál será su motivación última para hablar así? ¿se equivocó ya en otra ocasión? ¿quién me garantiza que este libro tan importante que me recomiendan contiene la verdad?, etc. El mismo espíritu crítico se aplica con más rigor a la fuente más sutil de ideas fijas: el propio ego, el guardián implacable del almacén que las contiene.

Este experimento no es fácil al principio, porque supone cambiar nada más y nada menos que la base de la seguridad psicológica. Sin embargo es inevitable y natural hacerlo cuando se está preparado. Por otro lado, ayuda mucho ver que los beneficios aparecen pronto: se interrumpe un proceso de adolescencia y vulnerabilidad histórico y creciente, se experimenta una libertad que aporta a la vida originalidad, espontaneidad, creatividad, claridad de pensamiento y desarrollo espiritual, características todas de la condición humana que actúa sin trabas.

De todos los efectos perniciosos de las ideas fijas, uno de los peores es la guerra. En muchos casos la guerra es el enfrentamiento extremo entre sistemas de ideas fijas que han ido reforzándose recíprocamente. Los españoles debemos protegernos aquí especialmente: “Y vela para que vivamos siempre en Paz”. Dada su importancia, este verso y el anterior están en el estribillo, la parte que se repite.

La libertad psicológica elimina el miedo y trae naturalmente la alegría y el gusto por los hechos: “Viva España / País de la Alegría y de la Razón”. Una Razón compasiva que sabe de la existencia frecuente del sufrimiento y que toma medidas para protegerse: “Nuestra España / Ampara solidaria en tiempos de aflicción / De todo corazón”.

La libertad psicológica acepta con naturalidad la diferencia y se regocija con ella: todas las opiniones son bienvenidas, y cada debate se convierte en una ocasión para el aprendizaje. Puede que las decisiones tarden más en tomarse, pero se aplican luego con más eficacia: “Tus pueblos generosos ven la Identidad / En la Pluralidad”.

La libertad psicológica es amiga del futuro, la incertidumbre se transforma en oportunidad, y pronto aparece la intuición de que una parte de la realidad es creada por lo que pensamos: “Las puertas del Futuro están de par en par / Atrévete a soñar”.

España es lo que los españoles queremos que sea. Decir “Nuestra España” y “De todos la Nación” lo refleja. “Éste soy yo, ésta es mi familia, éste es mi pueblo, ésta es mi nación, éste es mi planeta…”. No sentir naturalmente alguna de estas cosas es andar desarraigado, descuidar lo cotidiano y ser presa de otros que lo tienen más claro. Estos “mis” son algo práctico e importante para la convivencia pero no más: en particular no son desde luego la expresión de una idea fija.

Por su exposición intensa a las ideas fijas durante siglos, España necesita despertarse y recuperar su ser original. A partir de aquí surgen el resto de las respuestas que necesitamos en otros ámbitos. Y por lo que vemos cada día en las noticias, esto también parece aplicable al resto del planeta. Quizá podríamos empezar aquí y contar luego qué tal nos fue...

Ver la letra propuesta para el himno de España

Escucharla con música